El verdadero samurai que entrena día y noche no llora por los golpes recibidos, el verdadero samurai llora porque el entrenamiento no le deja tiempo para aprender a cultivar la tierra.
El verdadero samurai que entrena día y noche no llora por los golpes recibidos, el verdadero samurai llora porque el entrenamiento no le deja tiempo para aprender a cultivar la tierra.